Muy a menudo el trabajo ha sido entendido como la simple prestación de un servicio por cuenta ajena, en el cual se obtiene cierta cantidad de dinero como contraprestación, y es exactamente aquí donde radica el problema, donde está el meollo del asunto, por cuanto a los patronos no les importaban en lo más mínimo las condiciones del ambiente de trabajo donde sus trabajadores se desenvolvían día a día. Por ello, de forma paulatina los países han evolucionado su derecho laboral, al punto de garantizar no sólo una remuneración por la prestación sino también, la garantía de que el ambiente laboral se enmarque y desarrolle bajo criterios de higiene y seguridad.
En nuestro país el legislador sancionó la LOPCYMAT, Ley Orgánica de Prevención, Condiciones y Medio Ambiente de Trabajo del 2005, con el fin de no quedarse atrás en materia de protección laboral, donde se fomenta la parte preventiva, la seguridad, las compensaciones, rehabilitaciones y reinserciones de los trabajadores a sus actividades luego de haber sufrido enfermedades o accidentes laborales.
Las empresas quieren obtener utilidades cada año, pero es aquí donde el empresario debe crear conciencia, y partir del principio de que con un adecuado desarrollo físico y mental de sus trabajadores, estos tendrán salud, y más que eso, serán más productivos y eficientes en el desarrollo de sus labores. Es decir, podemos señalar que el bienestar del trabajador es directamente proporcional al bienestar de la empresa, una empresa que mantiene a sus trabajadores saludables y felices, es una empresa que es proclive a obtener mayor productividad y rentabilidad en sus ejercicios económicos.
Las condiciones inseguras en el trabajo, sumadas a la falta de higiene, propician un incremento sustancial de accidentes laborales y decesos en las industrias, en tal sentido, la ley prevé la creación de comités de seguridad y salud laboral a los fines de gestionar tales riesgos a los fines de minimizarlos, incluso eliminarlos de ser posible.
La autogestión en el ambiente laboral es imprescindible, la construcción de una cultura de prevención es aún más indispensable en un país en el cual la cultura preventiva brilla por su ausencia. Es la misma empresa, son los mismos trabajadores quienes deben enarbolar la ley a los fines de salvaguardar no sólo su salud sino la de la misma empresa.
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